Pero no podrás engañar a todos todo el tiempo

Para empezar, hablemos de fútbol. El Sevilla ha sido superior a su rival en la primera mitad. Ya saben, ese conjunto con una afición más pendiente del resultado del Madrid y del Barcelona que del equipo de su ciudad. Sí, ese extraño lugar con una obsesión enfermiza, en todos los ámbitos, hacía cualquier cosa que huela a la capital de Andalucía. ¿Situados? Pues eso. Se ha empezado siendo muy superior. Tanto, que a los tres minutos Negredo perdona con la diestra a puerta vacía. Y se presiona, y se combina, y se crea peligro constantemente. Muy buenos minutos, y no son los primeros, de Kondogbia. Salvo algunos lunares negros en el plantel, actuación más que correcta en general. Casi lo mejor que hemos visto en casa esta temporada. Pero el tiempo pasaba y el dominio no se traducía en goles. En el fútbol las cosas no se merecen, o se hacen o no se hacen. Y el Sevilla no las ha hecho. Así que el buen juego no fue suficiente para que el marcador al descanso difiriera del inicial.

Hasta ahí todo correcto, pero la cosa se jodió de repente. Tan cierto es que se estaba jugando bien como que el portero más alto de la Liga no puede encajar un gol de córner porque le rematan en el área chica. Y es reincidente, que Simao le hizo lo mismo en Cornellá. En cambio, lo de Perotti no sorprende a nadie. Juega constantemente como si estuviese en un partido de fútbol sala para veteranos. No desborda, no centra, no hace nada. Y Fazio, claro. Sólo a una persona con tamaña lentitud neuronal se le puede ocurrir elegir siempre la peor opción en momentos de tensión. Como si el héroe de la película, cuando se enfrenta sudoroso a la bomba que ha de desactivar, decidiera no desconectar un cable en concreto, sino pegarle un bocado a todos. Y a tomar por culo, lógicamente. Podríamos seguir con la retahíla. Con el loco del bosnio, por ejemplo, aunque hoy se ha salvado y lo ha hecho bien. Pero creemos que la idea se entiende. Un equipo empobrecido, que las pocas veces que se sustenta lo hace gracias a las dos o tres estrellas que tiene en plantilla, y a que se enchufan otros que suman si todo va bien, pero que no remontan situaciones adversas. Un equipo triste, que la última vez que alcanzó la decimosexta jornada con diecinueve puntos el abono todavía se pagaba en pesetas. Y que acabó bajando a Segunda, por cierto. No pretendemos ser alarmistas, pero esto no es un accidente puntual. Vale que todavía queda mucho, pero la temporada pasada fuimos novenos. Novenos. Y en el ecuador de la actual deambulamos de mitad de la tabla hacia abajo. Que algo falla está fuera de toda duda. Porque un equipo que cae derrotado hasta cuando juega bien es muy preocupante. Denota derrumbamiento y haberse convertido en un conjunto perdedor. Los árbitros, los fallos, los planetas alineados. Todo huele a podrido.

Además, prueba de que esto de ahora se está convirtiendo en habitual es que en el estadio no se ha pedido la cabeza del entrenador. La gente ha comprendido que todos no pueden ser malos. Las canciones te las aprendes cuando las escuchas un par de veces. Y aquí hay un ciclo que nos sabemos mejor que el del agua. A mitad de temporada se destituye al técnico, viene su sustituto, que ilusiona, y acaba el año como buenamente puede. Si no se alcanzan los objetivos, la excusa es que no pudo moldear el equipo a su gusto porque no dirigió la pretemporada, así que empieza un nuevo proyecto en verano. Todo bien, todo fantástico. Los pueblos de la provincia de Cádiz disfrutan de un huracán futbolístico llamado Sevilla en los amistosos. Empieza la Liga, se empieza a flaquear, y listo, comienza el ciclo de nuevo. Desconocemos si se volverá a hacer, aunque es probable porque representa la opción más sencilla, pero la gente se ha cansado de la misma canción y ya no la pide.

Porque lo que se ha pedido, por primera vez y de manera unánime, es que el presidente abandone su cargo. Recuerden este día. En la junta de accionistas la mayoría de los que intervinieron se mostraron críticos con la gestión. Hoy, a los ya habituales cánticos iniciados en la grada de gol norte en los que se expresa el deseo de que Del Nido vaya a la cárcel, se ha sumado uno nuevo. Y ese lo ha secundado el resto del estadio. La cosa está clara, el personal puede que prefiera que el presidente no acabe entre rejas, pero se ha mostrado en contra de que siga en el cargo. Es decir, que más allá de que hay gente a la que su persona no le caiga bien, las críticas van dirigidas a su labor como dirigente. Esta noche se le ha pedido al presidente del Sevilla que se vaya. Hagan memoria, porque hace mucho desde la última vez. Lo ha pedido un estadio medio vacío, poblado únicamente por los que, si nos aferramos a la érronea idea de fidelidad que defiende Del Nido, más sevillistas son. Los que aguantan todo. Pues hasta esos presidente, hasta esos. Gente que ha defendido tu nombre más que el escudo que llevamos en el pecho. Ni siquiera esos han tenido ánimos hoy para mostrarse contrarios a la petición generalizada. Los tejemanejes económicos, el enchufismo, el desprecio al aficionado, el empobrecimiento de la plantilla, los números rojos en la junta y, por si todo esto fuera poco, lo de Marbella. Que se dice pronto. El río suena, y agua lleva, y está llena de mierda.

Ojo, no decimos que sea fácil. Ni que nosotros mismos fuésemos capaces de digerirlo mejor que usted. De rozar la gloria con los dedos a convertirse en un Don Quijote, de espaldas a la realidad y acompañado por varios Sanchos que, pese a que todo se desmorone a su alrededor, le siguen diciendo que sí, que aquello de allí no son molinos, sino gigantes. La ceguera de la estrella que se apaga, Norman Desmond en Sunset Boulevard. Cuanto más se empeore la situación, mayores las mentiras a contar. Aunque se den bandazos sin sentido, y Biris Norte no exista hace unos meses y ahora usted se haga fotos con su bandera y se identifique como tal. Como que sus precios y su gestión hayan vaciado las gradas y usted se ponga a hablar de palcos vip. O como que usted, también en una junta de accionistas, se dejase la voz para echar a una persona del Sevilla y ahora meta a su hijo en el consejo de la entidad. Y así podríamos estar siete párrafos más, tantos como títulos hemos ganado bajo su mandato. No nos olvidamos. Cómo será la cosa que, pese a todo eso, la gente hoy le ha pedido que se vaya. Y la patética afición rival, como hicimos nosotros con las ratas verdiblancas, le ha rogado que se quede. Qué mal hay que hacerlo, en todos los sentidos, para que ni los éxitos le sirvan ya. Para que el sevillismo cambie tanto su postura. Quizás, por recurrir al tópico, es que va a acabar siendo verdad aquello de que podrás engañar a todos algún tiempo, e incluso podrás engañar a algunos todo el tiempo, pero no podrás engañar a todos todo el tiempo. Es una verdadera pena, pero es la realidad. Somos un equipo, una entidad y, lo que es peor, una afición, triste. Muy triste. Y lo siguiente suele ser el enfado, porque la gente acostumbra a enfadarse cuando la engañan. Ya estará en su mano presidente, y en la de los que le rodean, determinar lo que son. Si molinos, o gigantes.

5 comentarios

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5 Respuestas a “Pero no podrás engañar a todos todo el tiempo

  1. SikanderDravot

    Demasiado ha aguantado la afición. Hoy se empiezan a ver las primeras protestas globales, fruto de la desidia y el hartazgo de la peor directiva a nivel social que han visto estos ojos: nunca alguien que lo tuvo tan fácil para llevar al Sevilla a un nuevo nivel lo ha hecho tan rematadamente mal. Y todo por saltarse la única regla que debería tener vigente cualquiera que se ponga al cargo de un club: la afición es intocable.

    Si no se hubiesen puesto en contra a tantísima gente, si se hubiesen bajado los humos a sí mismos en lugar de ser tan soberbios y pensar que han inventado el fútbol, lo mismo la gente era una mijita más comprensiva. Pero cuando vas soltando bravuconadas, tachando a tu afición de poco fiel y demás, la has reñido y criticado constantemente, en el peor momento no tienes colchón alguno que pare la caída.

  2. Tengo el convencimiento absoluto de que si hubiera animado en el partido el Sevilla hubiera ganado ayer, porque la verdad es que el equipo salió enchufadísimo y en este tipo de citas en las que el equipo sale así y la afición responde (léase derbi, Mandril o Farça contra el Mandril y Farça sin Biris pero con el resto del estadio animando y en el derbi con un estadio como dios manda) se viene arriba y si marca un gol tempranero será difícil ganarle.

    A cambio la frialdad del estadio se ve que los contagio viniendose abajo poco a poco hasta llegar a la debacle contra un equipo que ayer hizo un juego bastante mediocre.

    ¿Responsabilidad de esto? Yo lo tengo claro. Si tú llegas a un acuerdo con una persona o grupo de personas y a las primeras de cambio se la metes por el culo sin anestesia pues lo lógico y lo normal es que te manden al carajo ipso facto, así que la responsabilidad es tuya y solo tuya, Del Nido, y no de Míchel, ni de los jugadores, ni de Fazio, porque el ambiente enrarecido, ese ambiente con el que ya han caido equipos que no eran ni mucho menos carne de segunda (At. Madrid de Hasselbaink, Valerón o el Villarreal el año pasado) lo ha creado él, que si los jugadores no cobran no es por culpa de los Biris y si el estadio es una continua bronca entre detractores y seguidores del presidente que achacan que lo que hay es que «animar al Sevilla» cuando ellos solo abren la boca apra cagarse en los muertos de todo el que pite contra Del Nido.

    Si encima le da por hacerse el cachondo («No, si yo también soy Biri») mientras permite que cuatro gatos en una esquina resuenen más que toda una afición, pues pasa que por fin empiezan a temblar los cimientos desde la mismísima Preferencia… y ahí es cuando emepzamos a hablar de cosas serias.

  3. lolo

    no conocia la pagina…pero me encanta todas las verdades q has dicho y las q te has guardado…viva el sevillla….fuera del nido

  4. Es de lo mejor que se pueda leer, muy bien se puede decir más alto pero no más claro, tienen que darle una solución urgente, estamos harto de escuchar mentiras como bobos,y hasta ahora se ha respetado al Presidente pero han sido muchas cosa las que han ocurrido en tan poco tiempo, tenemos un equipo empobrecido sin ilusión.

  5. Pepillo "El Gamba"

    Supongo que habrás visto el bochornoso espectáculo que ofreció el Sevilla, nuestro Sevilla, ayer en Anoeta.

    En esta reedición de CRÓNICA DE UNA MUERTE ANUNCIADA, Solo nos queda por saber quién será el difunto. Porque esto apesta cada vez más a podrido.

    En esta reedición de CRÓNICA DE UNA MUERTE ANUNCIADA en la que solo nos queda saber si la víctima será Míchel y solamente Míchel, sin que se depuren responsabilidades hacia arriba, me temo lo peor.

    Y lo peor no es el lamentable estado de laxitud en que se encuentra el equipo, sino el empecinamiento en repetir los errores sin solución de continuidad.

    Porque a los errores en los fichajes, -si somos bien pensados serán solo eso; errores. Y si no lo somos será una estafa como la copa de un pino-, se suma el de la elección de un técnico que sería un figura si el fútbol fuese un rigodón versallesco y si las declaraciones entre, antes y después de los partidos nos proporcionasen puntos. Pero, por desgracia, esto no es así.

    Que el actual máximo mandatario sevillista haya sacado una vez a nuestro equipo del estado casi agónico en que se encontraba hace diez años, no significa que pueda (o quiera) hacerlo de nuevo.

    Pero me temo que Del Nido y su famiglia arrastrará al Sevilla y al sevillismo en su bajada a los infiernos. Antes pensaba que los más interesados en mantener al alza las acciones del Sevilla serían los máximos accionistas, pero ahora pienso que esas acciones no serán más que la yesca que cebará la pira donde toda ilusión sevillista se convertirá en humo.

    Como el mal de muchos es consuelo de tantos (y de tontos), habrá que buscar en el lamentable estado de la sociedad y en los latrocinios y canalladas varias que nos hieren a diario, el consuelo para sobrellevar esta pesada carga.

    Ahora más que nunca…

    ¡¡¡VIVA EL SEVILLA!!!. Y que mueran los malos sevillistas, sean estos accionistas, rateros, comisionistas o vulgares chorizos.

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