Hola, guapis. Que esto, aunque parezca mentira, es una crónica. Con sus comentarios sobre el match (cómo me gusta leer crónicas antiguas), su one x one y todos sus perejiles. Pasa que, como las escribimos más o menos una vez cada mes o mes y medio, hay que hablar de actualidad sevillista, deportiva, vendecolchística y heideggeriana. Dice mi calendario que lo que vi ayer fue un Sevilla-Éibar. Ajá. Buen fútbol. Según bdfutbol, he visto todos los Sevilla-Éibar de la historia. Desde el 1-1 de la 97/98, en Segunda, diciembre, campo embarrado (cómo ha perdido pátina este equipo desde que no se embarran los campos de Primera y casi todos los de Segunda) y penalti fallado en el último minuto por David, no Castedo, otro que nos cedió el Deportivo de La Coruña, hasta el 2-0 de ayer que fue, no nos engañemos, una puta mierda (nótese el abismo y la náusea polifuncional ya que califico como putamierdesco un partido con victoria). Son buenos, los vascuences. Corren como descendientes de don Juan de Urbieta persiguiendo al gabacho impío y destructor, no dieron una mala patada (aquí, mal), se van a mantener con la punta del nabo y veremos si no hacen la gracia y se meten en Europa. Es meridiano que no tengo un carajo que decir sobre el partido. Hemos ganado con cara de asco llegando dos veces, a ver qué coño saco yo de ahí.
Serge Rich: Pues tres jornadas consecutivas sin recibir un gol lleva, aquí, mi ex hermanito en Cristo. Ayer tuvo otro lance en el que demostró que, cuando Bastos Pimparel le daba algún consejo, él le decía a todo que sí y hacía cuentas sobre en qué tramo iría el siguiente Lunes Santo acompañando a Nuestro Padre Jesús de la Redención en el Beso de Judas o, si es mariano, a María Santísima del Rocío: la que le para a Luna en ese centro-chut que el portugués habría adornado tirándose hacia adentro y puesto cara de modelo masculino de la pasarela de Milán por la pesadumbre del gol encajado mientras Rami le desenreda los tacos de la red cagándose en su puta madre. El señor Rico la saca, se come el poste como está mandao y hace que, por vigésimo cuarta vez en lo que va de noche, desee algo muy chungo a Ismael Medina, por histérico y por ponerme de los nervios.
Escudero: Estoy echando de menos a Kolo. No por sus cualidades balompédicas ni por las entrevistas que daba a lomos de un tractor, sino porque en las crónicas lo insultaba y pasaba al siguiente epígrafe, y de este nota no sé nunca qué decir. Tiene una cara que me da coraje. No sé por qué. ¿Saben lo del nota que le cae bien a todo el mundo, es una bellísima persona con su familia, pero a ti es verle la cara y ganas de partírsela? Pues eso me pasa con don Sergio, quien estoy seguro de que es un pedazo de pan, pero no lo puedo evitar. Ah, bueno, sí, un tiro a puerta en la primera parte, después de una contra, en la que, mi arma, te podías haber tranquilizado y haberla jugado o haber seguido con ella.
El gabacho nuevo: Francés, zurdo, blanco, atractivo, rubito y con empaque: siempre que veo a un tío así maldigo al universo por lo que pudo ser y no fue si mi abuelo hubiera cogido puerta de este país de cabrones por Le Perthus en 1939 y así yo habría nacido en una nación digna de ese nombre, aficionada a las huelgas generales, culta, centralizada, con un idioma, una ley y un sistema fiscal para todos sus hijos. Lenglet creo que está ahora mismo en un limbo: la tierra de nadie en la que te da un partidazo, se convierte en fijo para muchos años y lo mismo te levanta la Coupe du Monde de foot en Qatar, que la caga y le hacemos la cruz para los restos o, Dios no lo quiera, le ocurre un Andreolli. Yo creo en ti, Clemente.
Rami: Ay, Adelardo, Adelardo. Líder de la defensa, no te digo que no. Claro que eres líder de ESTA defensa. Que no es precisamente aquella de Maldini-Baresi-Costacurta-Tassotti. Pero bien está. Aunque me pregunto, Adelardo, ¿es necesario que cada domingo regales una ocasión franca de gol porque le das a la pelota con los cordones por la puta suficiencia que te ha inculcado Sampa de que esto es el Barcelona y nos las vamos a follar a todas con sólo que te vean llegar a ti, tu pelo engominado y tus hoyuelos? Tápate una mijita en lo sucesivo. Mi armita.
Mercado: No es cierto que los eibartarras no dieran una mala hostia. Dieron una. Y muy bien dada, se cargaron a Atanas Mercado. Está últimamente fatal. Tanto, que nadie lo habrá echado de menos cuando después del descanso salió nuestro verdadero y único lateral derecho, mi negro de mi alma y su cabecita de aceituna.
Steven N’zonzi: Le retiro, hasta mejor ocasión, el título nobiliario de llamarlo Federico Omar. Otro que está para que se caguen en sus muertos. ¿Nos creemos el mantra de que estos bajones de forma y juego están planificados por los vendecolchas a los que en nuestra ignorancia, superstición y sed de orden y sentido del mundo hemos investido con poderes demiúrgicos o simplemente pensamos que se le acaba la cuerda al muñeco y necesita un descansito?
Guti HAZ: Oye, pues sí, es muy Tsartas. Pero el Tsartas que jugaba con Camacho. Lento. Frío. Corta el juego de sus compañeros. No hace una a derechas. Un pedazo de mamón deambulando por el campo como si hubiera ganado siete copas de Europa. ¿Pero por qué lo juega todo? Después se irá al Villarreal y será el amo, como otro al que también se le parece y que todavía no sé si daba o tomaba: Juan Román Riquelme.
Nasri: Como el Estado Islámico, de capa caída desde hace un tiempo. Creo que debería volver a teñirse. ¿Detalle absurdo? No dejen nunca ninguna mierda así al azar. Aunque pudiera suceder que es una maricona mala que se está reservando para lo gordo que empieza ya el miércoles. Depende de cómo salga, le ofreceré, desde estas líneas, chúparsela o no.
Pablo Sarabia: Ayer hablé con un chaval, madrileño y del equipo de su ciudad, como Dios manda, que me dijo que allí son muchos los madridistas que se alegran de su excelente campaña. Más aún, que se hacían cruces de verlo en el Getafe y no en la Castellana. Y tiene razón. Este tío, acostao, es más futbolista que Marcos Asensio o Lucas Vázquez. Y zurdito, como todos los artistas.
Ben Yedder: Creía que era una especie de Juan Sabas y ha sido quitar a Vietto, que el moro es nuestro y al que hay que foguear es a él, y destaparse como un delantero más que aprovechable. Ayer no fue el mejor partido que ha hecho desde que consiguió un puesto fijo, pero interviene en el primer gol, que es lo que conservamos en la memoria todos los que no tenemos ni idea de fútbol ni ganas de darnoslas de que la tenemos, y eso lo salva.
Jovetic: Llevaba 20 años esperándote, Esteban. Todos los nacidos a principios de los 80 tenemos cierta fascinación con Yugoslavia. En nuestra infancia, por los burreos que metían con sus Jugoplastikas, sus Estrellas Rojas y su selección nacional. Ganaban, bordaban el deporte de que se tratara y escupían a los rivales a la cara. ¿Es concebible tanta belleza? En la adolescencia, por la mano de hostias tan impresionante que pusieron en marcha en su país, un país del sur de Europa, mediterráneo, con pasado musulmán y regiones que se creían mejores unas que otras por razones de lo más extravagante y medieval. Yo tenía hace veinte años un delantero balcánico, Esteban. Muy bueno, muchos goles. Pero era una maricona y más perro que decir que te has olvidado la cartera en el coche a la hora de pagar una comida de Navidad. Yo quería un tío que corriera. Yo quería un tío que tuviera ojos en la nuca para pasarla sacando mucho la lengua. Yo quería un tío que las colase en el último minuto. Yo quería a un tío que celebrara los goles como un chetnik degüella a un turco y se caga en la Sublime Puerta acto seguido. Yo no lo sabía, pero yo te quería a ti, Esteban.
Váitol, Kranevitter y Mariano: Que con mi negro empezamos a jugar con lateral derecho, con el argentino con mediocentro y que a mi Víctor lo quiero más que a mi vida.